Thursday, January 11, 2007

Las conclusiones de fin año son tan pretenciosas y arbitrarias... como la misma que está posteada aquí abajo. No menos que las figuritas repetidas que posan en Gente. Ya son culto, y este blog ha dado su bendición de abierta frivolidad.
La frivolidad se perdona. La estupidez, no.
En el diario Uno de Mendoza, la edición de fin de año presentó, símil Gente, a los mendocinos del año. Aparte de aquellos que aparecen todos los diciembres como un aburrido tiovivo, había una que otra joya.
La primera tilinguería era la presencia de Gustavo Santaolalla. ¿Santaolalla? Santaolalla no nació ni ha vivido jamás en Mendoza. Pero recientemente ha comprado una finca en la provincia con los miles que le aportaron sus trabajos en Hollywood. Eso te hace mendocino del año.
Ya se sabe, si has ganado un Óscar, todos quieren que vivas cerca de tu casa.
Segundo gaffe: el tal Mike Amigorena, el actorcillo que hizo fama en las comedias de Suar (este año en la novela de la Oreiro), que en el diario figuraba como estrella en Casados con Hijos. Quizá Telefé lo contrate, bah.
La gema: entre la reina de la vendimia, deportistas, políticos (el mismo gobernador Cobos) y el mundillo local, posaba para la foto la chica con problemas mentales que fue violada y abortó (sí, como la de La Plata) junto con su madre.
Yo qué sé... una cosa es la frivolidad más lineal, pero esta mezcla bizarra de estrellitas con algo tan tremendo (y eso que este blog es pro abortista también) da cosita.
Barcelona se derretiría de envidia, señores.

4 Comments:

Blogger Fernando G. Toledo said...

Ey, Samuel:
Tengo testigos, amigos en común: he dicho que este blog me encanta, y lo leo seguido por eso. ¿Comentarios? No, ¿para qué? Como dije, el blog me encanta y pecaría de obsecuente. Así que ahora que tengo la oportunidad de no serlo, debuto como comentarista, para la desabrida tarea de defender algo difícil de defender: la tapa de los mendocinos del año. A mí no me gusta particularmente hacerla, siendo que soy uno de los coordinadores. Pero no todo lo que me gusta les gusta a los lectores y viceversa. Y vos sabés que el periodismo tiene una gran cuota de demagogia, casi por definición.
Así que ahí van mis críticas a tu crítica, que por suerte no es desabrida como esta contracrítica (valgan la cacofonías).

1) Santaolalla: No es novedad que en esta producción fotográfica, desde hace varios años, se considere a "mendocinos" a aquéllos que, incluso, no han nacido en Mendoza y además, que no viven aquí todo el tiempo. ¿Qué es lo que hace a uno mendocino (o porteño, o marciano, lo que sea)? Considerarse tal abstracción, nada más. Y Santaolalla no sólo se ha comprado una finca en Mendoza, vive unas semanas al año en Mendoza, va seguido a Mendoza, pasa las fiestas de fin de año en Mendoza, se interesa por los proyectos culturales de Mendoza y tiene los suyos propios, sino que les regaló a los periodistas una de esas frases que (cf. supra) era ideal para cualquier nota. Dijo que se "siente mendocino". Trámite aprobado: si se siente mendocino, pues que sea mendocino, porque el señor ha ganado un Oscar y no nos importa que el suyo sea un mero piropo. ¿Cómo desaprovecharlo para esa tapa anual que, seamos sinceros, igualmente debería titularse "Personajes del año"? En fin, Santaolalla no nació ni vive en Mendoza pero, de nuevo, se siente mendocino. Al revés, Liliana Bodoc no nació en Mendoza ni vive en Mendoza (pero sí vivió), e igualmente se dice mendocina. ¿Qué culpa tenemos nosotros, que andamos necesitando mendocinos con cartel? No creo que sea tan grave. Como motivo de mofa, puede serlo, pero hasta ahí nomás.

2) Mike Amigorena: Bueno, el pibe sí que hace mucho que no vive en Maipú. Pero hete aquí que, por lo que recuerdo, en el diario nunca se dijo que era protagonista de Casados con hijos. Que tuvo una participación, claro que sí, pues la tuvo, como en La niñera. En las razones de por qué fue elegido, además, se destacaba su premiado papel en El niño argentino y sus intervenciones en Sos mi vida.

3) La hija de Ana María Gazzolli: me estremecí cuando la vi aparecer para figurar en la portada. No había sido invitada, sólo su madre. Pero después me consolé. Que esa mujer, una mujer admirable por su coraje, haya decidido dar a conocer la cara de su hija me decía muchas cosas: que no se avergonzaba de su decisión ni que tampoco sentía pudor por la condición mental de su hija. ¿Es que hay que esconderla? ¿Es que no amerita salir en una foto? Su caso es una cachetada a la hipocresía y una contundente invitación al debate.
Sí la imagen de la tapa es una mezcolanza muy posmo, muy frívola. Pero lo es, también, por definición. No se puede hacer portadas temáticas: "los mejores actores del año", "los mejores médicos", "las protagonistas de hechos escandalosos", etc.

Bueno, Samuel. Eso es todo. No creo que siempre las críticas sobre lo que se publica en este diario o en otro merezcan alguna defensa. Ésta no lo es en sentido estricto. Tómese como un pequeño descargo, nada más.
Me gustan más, eso sí, las reflexiones sobre tal o cual película. Por ejemplo esa de que: "A las palabras hay que dejarlas un poco en paz también". Hagamos caso.

5:17 PM

 
Blogger Fernando G. Toledo said...

Ah, me olvidé de hacer el chiste de por qué te iba a decir Samuel y no Lemuel Sears, pero se me pasó. Y ahora no me causa gracia ni a mí, así que me lo guardo.
Saludos.

5:18 PM

 
Blogger Lemuel Sears said...

Me intriga ese chiste... Lo sabrá por lo menos Cheever?

12:54 PM

 
Blogger Fernando G. Toledo said...

Era una autogastada relacionada con cambiar tu nombre del mismo modo que se puede cambiar el gentilicio de algunas gentes. Pero es muy malo, en serio, no voy a inmolarme publicándolo. Ah: no tiene que ver con Cheever ni con la Janice de Sears.

8:21 AM

 

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