Sunday, June 25, 2006

Dos de tantas


"El latido de mi corazón" (2005, Jacques Audiard) dispara mil cosas.

Cuando el cine francés sale a mostrar sus raíces noir, uno tiene la impresión de que se enfrenta a lo mejor que puede pasar por las salas. Como Truffaut con Hitchcock o Godard con el cine negro. "El latido de mi corazón" confirma esa tradición y rechaza la división cultural-marketinera entre el cine arte y el cine de pochoclos.
Un argumento puede fallar, pero la figura fetiche del protagonista, como sucede en "El latido...", llena cada hueco que pueda presentar la trama o las elecciones del director. Por eso la imagen de Roman Duris jaquea los análisis que desarman las películas, juzgando guión, la fotografía, las actuaciones... Ni hablar de los que se van por tangente psicoanalítica -que por otra parte, esta historia da hilo por la relación con la madre muerta-. Es cine: ¡son imágenes! ¿Es tan difícil ver lo se tiene enfrente, emocionarse con la narración, sensibilizarse con el paso de las imágenes? Es vida de un lado y el otro de la pantalla...
Tenía 998 cosas exaltadas más para decir, pero el comentario elogioso de Osvaldo Quiroga en su programa sobre esta película me desalienta a seguir escribiendo.

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