Thursday, September 28, 2006

No entiendo por qué la crítica se ha ensañado tanto con Manderlay. Es cierto, es menor que las anteriores, sobre todo a Dogville (2003). Pero la película tiene mucho más de lo que se puede pedir a un director: es incorrecta, provocativa, cruel y manipuladora. Marca registrada de Von Trier. Nada nuevo, sí, pero no es poco (no es conformismo... hay que disfrutar de la pantalla, che). La tal Bryce Dallas Howard es mucho menos que sus maltratadas predecesoras, pero después del bodrio de La dama en el agua, brilla con la inocencia -un poco más prevenida esta vez- de la nueva Grace.
Párrafo aparte merece el detalle final de Young Americans, con el que Bowie se sacó el traje de alucinado glam, y se calzó el pan dulce, dispuesto a conquistar a Estados Unidos. El uso que hace Von Trier de la canción es un hallazgo (cuando hubiese sido más obvio I'm afraid of americans).

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