Monday, April 24, 2006

Indie y privilegiado


El cine de Jarmusch todavía jaquea los cánones del cine de un lado y del otro del Atlántico. El director neoyorquino reunió a un grupo de actores veteranos y los puso a interpretar un guión inverosímil y pesadillesco, con un final abierto, lleno de malicia para con el espectador. Flores Rotas no cierra por ningún lado. Y eso sólo lo podría haber hecho Jarmusch.
Qué bueno que siga manteniendo un estatuto sobre la pantalla -el de la imagen sucia, el de la actitud beligerante con la butaca- lejos de lo que se suele ver en el cine de EU, incluso del llamado cine independiente que gana premios de la Academia. Flores Rotas devela a Jarmusch, además, como un observador refinado, con un sentido del humor tan distinguido que parece un aristócrata de salón.

Saturday, April 22, 2006

Divina Lee

"Llevando su glamour y sus polémicas presentaciones que la caracteriza, en donde despierta odios y pasiones, pero por sobre todas las cosas el cariño del pueblo, Leevon Kennedy ha sabdido sortear las difíciles pruebas a la (sic) que ha sido expuesta para ser reconocida nuevamente a nivel mundial como 'la segunda mente más prodigiosa del mundo" (!!!)
"Soy escritora, actualmente estoy escribiendo un libro sobre mí misma el cual se va a llamar 'Leevon Kennedy está viva!!!': cómo sobrevivir a 25 años de ataques de pánico y al mismo tiempo ser una mujer exitosa"
Sí, los signos de exclamación no alcanzan. Es ella, su página y sus palabras sin parangón. No se pierdan el site de Leevon Kennedy, no tiene desperdicio.
Ah, a todo esto, teniendo en cuenta que ella es la segunda mente más prodigiosa, ¿podría decirme alguien cuál es la primera?

Palabra de zombie


Noche del viernes, prendo la tele a las dos de la mañana, sólo para que haga ruido. En Telefé me encuentro con la maravilla de Cementerio de Animales II (Pet Sematary II, Mary Lambert). Inolvidable el diálogo de Darlene Fluegel, que muerta, resucitada y derritiéndose en el incendio que ella misma ha iniciado mira con ojos acuosos al hijo y le dice que lo ama. Cuánta joya brillando entre tanto trash, eh.

Wednesday, April 19, 2006

Diario de la precisión


Antes de que empezara la proyección pensaba que era una de esas películas que si estaban bien era por una actuación. Pero El Custodio es gigante por una decena de razones, aunque es difícil decidir cuál. No es necesario agregar que Chávez es un actor magistral, ya lo han escrito todos los diarios. Una mirada suya sin palabras basta para justificar cualquier toma. Insisto: lo mejor de su trabajo es la escrupulosidad de su cuerpo en el cuadro de la pantalla –quizá por eso le viene perfecto el papel de un personaje ceremonioso. ¿Cómo se hace para lograr que un par de ojos oscuros tengan el brillo que tienen los de Chávez? ¿Cómo se puede ser tan exacto para expresar la melancolía en un rostro que aparentemente no tiene expresión?
Pienso en la escena que abre el final, en el detalle de esos segundos, en la oscuridad de este filme. Esa escena, la del ministro durmiendo, es la que salva a El Custodio de ser parte de ese cine argentino que se escapa por la tangente. Sin este final la película de Moreno sería un Ana y los otros taciturno. Pienso en el personaje hecho de ritos; en el cumpleaños el restaurante chino, en la cama con la mujer, en el recorte de Chávez sobre el mar, en la singular profusión de virilidad de Rubén. La película es inmensa, porque la dimensión de Chávez – alcanzarla es un desafío por sí solo- está duplicada en cada detalle de la hora y media de cinta.
Rodrigo Moreno, si consigo un póster tuyo, lo pego hoy en mi habitación.

Tuesday, April 18, 2006

Autoparodia

En su papel de villana frívola y rica -perfecta para su extraño parecido con Cruella De Vil- Silvia Montanari mira con desprecio a la heroína pobre y le dice:

- ¿Qué tiene que hacer una para que su hijo no se enamore de la sirvienta?

Monday, April 17, 2006

Zapping de domingo

Mediodía sin cable, maldito domingo. América, ni loco; película de Danielle Steel en el nueve, menos. En el siete, el plomazo de Los siete locos; en el trece, carrera de TC 2000. Oasis en el once, me quedo: 100% lucha, geniales peleas coreografiadas. El traje ajustado y multicolor de Rulo Verde y la moto de Vicente Viloni, entre otras maravillas, lo dice todo.

P de Pochoclo

No conseguimos entradas para el Acorazado en el Colón. No conseguimos entradas para el Bafici tampoco. De alguna manera teníamos que tomar represalias: V de Venganza (V for Vendetta, James McTeigue) en Puerto Madero, sí, con una bolsa de pochoclo en la mano y Natalie Portman en la pantalla.
La película no es aburrida, pero, a pesar de lo que podría pensarse, le falta ritmo. Respecto de las ideas que maneja, no hace falta ser un politólogo para observar su simplicidad y optimismo, aun como utopía (sí, es un cómic, ya sé). Eso sí, rostros -joyas- de los noventas dan presente en V: Stephen Fry, Stephen Rea, John Hurt y Rupert Graves, que no lo veía desde Bent. La música, brillante: Stones, Cat Power, Ella Fitzgerald, ¡Antony and the Johnsons!
Lo bueno es que Cinemark tiene las butacas más cómodas que podrían desearse un viernes en la madrugada, diferente del concepto castrense de salas como Premier, Lorca o Gaumont. Lo malo es que V sea polémica hoy: habla horriblemente de esta época.

Friday, April 14, 2006

Sentido y sensibilidad



Orgullo y Prejuicio (Pride and Prejuice, Joe Wright ) es quizá lo más interesante que ha pasado por las carteleras este año, pero resulta difícil enumerar las razones. No es por el detalle de ser una historia de amor sin un solo beso, no, es mucho más. La sola visión de este film debería incitar a la desaparición de todas las críticas, de todas las páginas que han desarmado el cine y lo han convertido en un objeto de estudio. Cuando las imágenes corren sobre la pantalla, el espectador está ahí, con los ojos en carne viva, enhebrándose en la sensibilidad de la narración.
¿Qué es lo que pasa cuando Lizzie recorre la casa de Mr. Darcy, su mansión vacía, radiante? ¿Qué pasa cuando descubre su busto de piedra? Arden páginas, señores, se desmorona toda afectación, caen las estrellas de las superficiales constelaciones críticas de diarios y revistas.

La marca Solanas

¿Cómo alguien puede desaprovechar el rostro invaluable de Carole Bouquet? ¿Cómo un director es capaz de despreciar el valor de la cámara frente a la naturaleza por un registro de postal y plagado de moral humanista? Esto sin contar lo pretencioso del argumento, que quiere contar demasiadas historias, denunciar la situación social del lugar, y de paso ofrecer una lección al europeo. Y esto sin nombrar el golpe bajo imperdonable de hacer encariñar a una madre (sí, ya sé, ha comprado a su hijo) y hacerlo morir a los días de una enfermedad degenerativa.

Nordeste, de Juan Solanas, es una película desaprovechada, y eso es lo que más se lamenta. Se puede ser comprometido, por supuesto, pero también sutil.

Monday, April 10, 2006

Propuesta

No pienso escribir una sola línea sobre Brokeback. Las cosas han ido demasiado lejos, no vale la pena después de la estupidez de los secuaces de Tinelli, parodia que ni siquiera es graciosa. Una película con detalles tan profusos para el que va al cine (aun cuando no le guste el desarrollo), no merece que la traten así.
No, no escribamos más sobre Secreto en la montaña y agradezcamos a que no ganó más premios.
Algo más: Listorti, por fin estás en el lugar que te merecés.

Lo quería decir



Sé que le han pegado bastante (la imagen de Elaine Benes insultando al público será tan memorable como la película), sé que llego varios años tarde, pero déjenme hacer el chiste. Sí, El paciente inglés es un clásico con dos narices horribles. Cuánto habrá costado un beso entre Ralph y Kristin…

No more heros

Cuando uno termina de ver Historias de familia (The Squid and the Whale, Noah Baumbach) tiene la impresión de haber visto una gran película. No, no es el guión, ni son las actuaciones, ni todas esas cosas que los críticos se han ocupado de desarmar con manía de relojeros. Tampoco me inclinaría a la suposición que el gran cine de EU lo tienen las historias de destrucción familiar o las de reencuentro. Mucho menos las interpretaciones sociológicas –No más ‘es el símbolo de una sociedad que se fagocita’ o algo por el estilo.

El cuerpo de Jeff Daniels exhibe en la carne y la mirada todo el rechazo que pueda generar un tipo. Su imagen intimando con Anna Paquin (si, por fin muestra lo que ganó de niña…) y la de su hijo abriendo la puerta y observándolos, descubre en los que miramos la pantalla el placer muy sutil de la deformidad: la del padre incómodo con su propio cuerpo inmenso, aparatoso y desproporcionado respecto de la mujer; la del desgarbo de la figura del adolescente que ve en el padre su propio futuro. Ni hablar del guiño perverso que el director le hace al público al poner al adolescente a cantar Hey, you en un concurso escolar, haciéndola pasar como propia, y a mirada emocionada hasta las lágrimas de los padres. Se me ocurre que por este lado, en ese Brooklyn de autos de 1986, en las paredes descascaradas de la casa que compra el personaje de Daniels, en la imagen precaria que el hijo menor se pone entre las piernas para excitarse, es donde la cinta sorprende. Mención aparte, y sólo como detalle, merece William Baldwin, que los años no le han favorecido, pero el papel de winner de barrio le viene al dedillo.

Qué lejos queda Sliver... (Justo en el momento que Sharon se florea con su figura en la segunda de Instintos).