Wednesday, May 31, 2006

Cinco horas de fiasco



Suena una música de gloria hollywoodense. Las luces del escenario se van encendiendo estratégicamente, para dar lugar a la figura de la noche. Todos los reflectores apuntan hacia el centro del escenario donde aparece la señora. Se acerca al atril. Todos esperan las palabras de la estrella. Abre la boca sobre el micrófono:

- ¿Buenas noches! -grita, queriendo captar la atención- ¡Hola! ¿Se están acomodando? ¿Ya se acomodaron?
¿Eh? ¿Esta mujer es la señora, la que por años ha sido el referente –un poco paródico ya- del buen gusto? Bueh, es la noche del Martín Fierro, que tanta ficha le ha puesto canal 9, y, como ya es la costumbre, todo tiene ese sabor a opulencia mersa característica. Esto desde las escaleras mecánicas del Hilton por donde bajaban las estrellas, hasta el plomazo de las cinco horas de transmisión.
Hubo mil cosas espantosas que ya se han escrito y dicho en estos días. Voy a escribir sobre una sola: el obituario. Es costumbre dejar unos minutos recordando a los artistas que murieron en el año. Consiste en mostrar imágenes de esos actores y para la evocación... El 9 no pudo dar ni un segundo a los muertos sin agregar el insert cholulo local, que consistía en mostrar las caras de los famosos al ver al finado. Lo gracioso fue que no ponían cara de tristeza sino de sorpresa, como Susana y compañía que levantaba los brazos y miraba a los otros, desconcertada, como diciendo “¿Se murió tal? ¿Eh?¿Cómo no me avisaron?”
En fin, qué lástima que Juan Carlos Mesa, que era el homenajeado, no resucitó aquella frasecilla con que hartaba en los 80s: ¡Qué bochorno!

Sunday, May 28, 2006

Todos al Borges



Desde el jueves en el CC Borges empieza la muestra "Manuel Puig presenta". Lo mejor: las 30 películas en exhibición, entre las que se pueden ver imperdibles y difíciles de encontrar en los videos de barrio. Es hasta el 25 de junio.

Friday, May 26, 2006

Chivos

Che, córtenla con los chivos en El tiempo no para. Ya no hay escena en la que los personajes no salgan con la botella de cerveza en la mano. No han dejado espacio ni para las mateadas...Ni hablar de la referencia al grupo de Hadad: si hay una revista es Tendencia, el diario es Infobae, Internet es Infobae.com. ¿De veras subestiman tanto al público?

Saturday, May 20, 2006

Tradición

En algún lado escuché que el corto “El lado peligroso de las cosas” de la película Eros “no estaba logrado”. Con sinceridad, no sé si la palabra era logrado; lo del director italiano tendría que ser mirado por otro costado. Por ejemplo, la estética que usa Antonioni (con lo que significa ser Antonioni), que se parece más a un erótico ochentoso de bajísimo presupuesto, de esos que ya ni se animan a pasar en Space a las tres de la mañana. Los actores hablando un inglés con acento extraño; la narración incongruente –un bien intencionado diría surrealista u onírica-...
En pocas palabras: mucho tres equis tiene que haber pasado por esos veteranos ojos mediterráneos para lograr “El lado peligroso de las cosas”...

Diez cosas que a veinte días del mundial no estoy dispuesto a soportar

- Que Messi no le diga que no a ningún publicista.

- Que Maradona le siga diciendo que sí a todos los publicistas (sin importar ya el color de la camiseta).

- Que la venta de televisores y plasmas llegue a cifras récord.

- Que las publicidades adopten ese tono nacionalista sentimentaloide lamentable.

- Los versos que recita Maradona en la publicidad de Quilmes.

- Que los noticieros insistan en los estereotipos de lo que varones y mujeres van a hacer mientras dure el mundial.

- Que Messi salga en la tapa de revistas con la misma iluminación y postura que Marlene Dietrich.

- Los nacionalismos de camiseta que reflotan cada cuatro años.

-Que el mundial sea el leitmotiv de todo lo que pasa por la pantalla chica.

- El conventillo de los que se quedaron afuera y adentro de la lista de Pekerman.

Saturday, May 13, 2006

Efecto Lynch



Salga donde salga, Naomi Watts no deja de tener un dejo desencajado en su rostro. Cada vez que sonríe parece que tiene que hacer un esfuerzo, y termina haciendo una mueca fingida y un tanto perversa. Pero está perfecta con esta expresión trágica. ¿Será por haberla visto tan bien en Mulholland Drive que no la puedo de dejar de mirar así?

Sin punto final



Hace varios días vi El niño (L’enfant, Luc y Jean-Pierre Dardenne). Quería escribir unas líneas, pero, por alguna razón, daba vueltas cuando tenía que sentarme dos minutos a pensar de qué trataba. Hay algo molesto en El niño, algo que resulta ambiguo.
Por un lado, el registro crudo y la historia marginal resultan muy sórdidos para aguantar un domingo -estaba el fantasma de Nordeste, el tema de la venta de niños y el molesto tono moral, que, por suerte, no se repite en la película belga. Por el otro, la vitalidad del protagonista; la despreocupación con que vive, con que sale a vender y a recuperar a su hijo; su felicidad frágil frente a un mundo adulto que comienza a inundarlo.
Sería erróneo suponer que sentido de la irresponsabilidad de Bruno –es difícil no rumiar en las palabras No te preocupes, vamos a tener otro- claudica hacia el final de la cinta. Se me ocurre que su acusación en la oficina de la policía tiene que ver no con una toma de conciencia, no con la madurez o alguna otra estupidez del tipo, sino con el temor de perder el afecto de los que ama.
Los Dardenne acertaron en abrir la moral de sus personajes, de llenar de silencio y expectativa la mirada de los actores, de no cerrar con palabras lo que no tiene punto final.

Veinte años no es nada

“Creo que me parezco un poco a Cary Grant. Sobre todo tal y como está ahora, 20 años después de su muerte...”

George Clooney, en una entrevista de Fotogramas.

Tuesday, May 09, 2006

Alternancias

“Volvamos a Truffaut: se dice que alterna una buena película con una mala. ¿Será cierto? Veamos: Los cuatrocientos golpes (59), arriba; Tiren sobre el pianista (61), abajo; Jules y Jim (62), arriba; El amor a los 20 años (63, episodio), abajo; La piel dulce (64), arriba; Fahrenheit 451 (66), al sótano; La novia vestía de negro (67), trampa; aquí hay dos tropezones seguidos; Las horas del amor (68), arriba; La sirena del Mississipi (69), no estrenada en Buenos Aires, y otra vez al sótano, pese a la pareja superestelar Deneuve- Belmondo”
Manuel Puig, fragmento de “Uno + uno = dos” en Estertores de una década, Nueva York ’78.

Tormento alla italiana


Un quarantenne recorre las calles de Roma en una vieja Vespa. ¿Volvió Moretti a las andadas en motorino? No señores, es el gran Morrissey, subido a su nuevo disco, Ringleader of the tormentors, tomándose muy poco en serio esto de grabar y pasear por la ciudad eterna. Más bien su Italia se parece a la Buenos Aires de Gilda, o al Río de Janeiro de Encadenados, escenarios para las fantasías de universos exóticos. La diferencia -el bello agravante en el caso del joven de Manchester- es que Morrissey grabó en Roma y desplegó su experiencia con sentido del humor de lord. Su foto tocando el violín en la tapa o su imagen sobre una Vespa en el interior delante de un graffiti que dice Smash Bush, marchan en este sentido.
Después de You are the quarry, todo parecía que su próximo disco se iba a acotar cada vez menos a la estrella pop e iba dar lugar a la figura de crooner. Por ese lado Ringleader puede decepcionar. Las canciones, sin embargo, brillan, sobre todo en la segunda mitad del disco. Ah, qué letra esta que dice “Pasolini is me, Accattone you’ll be”-el pronuncia acatchoni. O esta otra donde canta "Y cuando el quiromántico dijo 'Un jueves morirás', yo dije 'No, yo no, no puede ser. Querido Dios, llevátelo a él, a ellos, a cualquiera, a los no nacidos, a los recién nacidos, al débil, llevate a la gente de Pittsburgh, de Pennsylvania. Sólo salvame'".

Monday, May 01, 2006

Querida familia:


Después de ver Capturing the Friedmans (Andrew Jarecki) entré al site de la película, miré de nuevo las fotos de la familia, leí las noticias relacionadas con el caso de Great Neck. En un cuaderno de comentarios, alguien decía que había pasado la noche con la cabeza en el documental y preguntaba si a algún otro no le había pasado lo mismo.
Son imágenes tan extrañas -tan bellas, monstruosamente bellas- las que la cámara casera de David registró durante el proceso sobre Artie y Jesse; tan finos los hilos que se cruzan en la familia, de los padres a los hijos y entre los hermanos. Tengo tantos momentos de la cinta en la cabeza que no sé sobre cuál escribir. Pienso en la revelación paulatina del Howard, en su vida con su pareja y el estereotipado perro de mano. En su opción y la del que termina matándose en la cárcel, después de acusarse por los abusos del sótano. Pienso en David, entrando en los hogares neoyorquinos, vestido de payaso, con los mismos rasgos de su padre. Pienso en los años de Jesse en la cárcel, en las noches previas a que padre e hijo se declararan culpables, diviertiéndose con la cámara. Pienso en la imagen huidiza de Seth, que se niega a dar testimonio frente a las cámaras; en el agujero en el portarretratos familiar.
No hay verdades en la película, no hay versiones. Hay palabras solapadas, hay imágenes develadoras, en el sentido más primitivo del término.
Es difícil salir de Capturing the Friedmans.