Thursday, September 28, 2006

No entiendo por qué la crítica se ha ensañado tanto con Manderlay. Es cierto, es menor que las anteriores, sobre todo a Dogville (2003). Pero la película tiene mucho más de lo que se puede pedir a un director: es incorrecta, provocativa, cruel y manipuladora. Marca registrada de Von Trier. Nada nuevo, sí, pero no es poco (no es conformismo... hay que disfrutar de la pantalla, che). La tal Bryce Dallas Howard es mucho menos que sus maltratadas predecesoras, pero después del bodrio de La dama en el agua, brilla con la inocencia -un poco más prevenida esta vez- de la nueva Grace.
Párrafo aparte merece el detalle final de Young Americans, con el que Bowie se sacó el traje de alucinado glam, y se calzó el pan dulce, dispuesto a conquistar a Estados Unidos. El uso que hace Von Trier de la canción es un hallazgo (cuando hubiese sido más obvio I'm afraid of americans).

Friday, September 22, 2006

La publicidad argentina con niños es muestra -blanco sobre negro- de lo lejos que está el imaginario de la familia de clase media de sus propios hijos. El problema es su representación con voz de adultos. Ese odioso Qué se sho de la nena que va por primera vez al baño, o el Todos estamos mejorando, de la publicidad de salchichas -¡previo de una reunión de chicos sobre padres!- , o para peor, la del feto que habla desde la panza de la madre. Todos ellos hablan como mayores, con la inverosimilitud de un adulto inocente. Nada menos claro: ninguna cabeza menos despejada que la de un niño, nada más turbio que la mente infantil (qué mejor, no...). Cuando los padres se reúnen en la escuela para discutir –torpemente, digamos- las actitudes, avances o retrocesos de los hijos, los chicos juegan, pelean, hacen y dicen inteligencias y tonteras de chicos. Nunca se ponen a sistematizar con las preocupaciones del que se supone responsable. Pero claro, nadie pretende realismo, es sólo una publicidad.
Si usted, padre, se queda sin palabras por lo que pueda decirle su hijo (como las expresiones de los niños del aviso del Galicia) es porque está a kilómetros de la mente de un niño. En todo caso, si quiere estar en sintonía con la imaginación de un niño, cuando éste pregunte “Papá, ¿los perros saben que tenemos huesos adentro?”, la respuesta “Sí, sí sabe. Eso que está comiendo era un vecinito” parece más adecuada. O por lo menos, un poco menos frívola que comparar el universo de un niño con pagos al banco por celular.

Thursday, September 07, 2006

Chewbaca ya tiene su blog!!!
Extraña, bizarra e imperdible página personal.

Tuesday, September 05, 2006

Excelente el juego de La Cosa: ¿Qué da más miedo, Bambi buscando a su madre muerta o Videodrome?